Rosa María Lips

Sobre mi

Rosa Maria Lips Castro, conocida como Rosita por algunos cercanos y como Rose por otros, es una pintora chilena y suiza que se inicia en el mundo de pinceles y colores a la temprana edad de los seis años. Su abuela materna asistía a Bellas Artes y los bastidores, tachuelas y olor a trementina fueron elementos habituales durante sus años de infancia tal como lo fueron sus diversas mascotas y muñecas. Nacida en el puerto de Valparaíso ahí por los años de los pantalones pata de elefante, autos con calcomanías de flores y el ritmo de los Beatles. Su obra gira entorno al color y la forma insinúa sin manifestar propiamente tal y así la complicidad entre color y forma representa el todo. Cuando no pinta, escribe. Tiene un cuento corto y un mini relato publicado y en la actualidad pule una novela costumbrista inspirada en historias de historias que siempre han rondado la familia. Esposa de un solo hombre, madre de un hijo y una hija y por el momento abuela de una nieta y un nieto. Ella está expectante de un futuro que la hará incursionar por diversas paletas de color que alimentarán su creatividad.

Mi visión

Veo la pintura como el orden llevado a un nivel en el cual el color define la realidad.

Mi trabajo es una biblioteca de recursos, una colección de recuerdos y el arcoiris de mi vida. Es sobre entender que el todo es la suma de partes y que el color es la intención de una emoción. Pinto lo que me parece hermoso y la vegetación me visita y hace de sí mi inspiración.

Cuando era niña, pasaba horas andando en bicicleta por el jardín de mis abuelos. Daba vueltas y vueltas por los caminos entre cada sector. Era un montaje tipo francés con tres islotes, siendo cada uno de ellos un paisaje en sí. Eran dos grandes cuadrados en los extremos y un círculo imponente en el medio en el cual se plantaban flores de la estación entre rosales multicolores de troncos añosos.

En invierno la tierra era cubierta por una alfombra de pensamientos, de los mas variados colores. Yo me tendía sobre el cemento y acariciaba los pétalos de cada flor sintiendo un fino terciopelo entre mis dedos. Me maravillaba la composición de sus tonos y matices. Una obra de arte con su esplendor.

Creo que desde aquellos años, las flores, hojas y árboles me han seducido y mi pincel me lleva a frecuentar esas temáticas una y otra vez. Así como cada pétalo de los pensamientos es único en su colorido, cada pincelada mía es distintiva en su esencia.

Para mi la pintura es movimiento, ligereza, insinuación y libertad.

Para mi la pintura es un acto de color y muestra de matices.

Mis pasos van hacia el color y vienen del color.

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